Las enfermedades de transmisión sexual (ETS), conocidas años atrás como enfermedades venéreas, puede generar diversos riesgos para la salud a tener en cuenta. En muchos casos, con síntomas que pasan desapercibidos, su contagio puede llegar a causar infertilidad masculina y patologías tales como ovarios poliquísticos, obstrucción de las trompas de falopio – y sus consiguientes dificultades para lograr un embarazo – o problemas durante el parto, en el caso de la mujer.
¿Cuáles son las ETS de mayor riesgo?
Entre las principales enfermedades de transmisión sexual que pueden propiciar un riesgo para la salud se pueden encontrar:
Clamidia: Se trata de ETS de tipo bacteriano considerada de entre las más comunes. De contagio por sexo vaginal, anal, oral e incluso por medio de juguetes sexuales, esta infección conlleva graves consecuencias para la salud si no se aplica el tratamiento antibiótico adecuado. Debido a ser una ETS asintomática, en muchos casos, puede desencadenar diversas complicaciones tanto en los órganos sexuales como en la fertilidad o problemas a la hora de la concepción y durante el embarazo, poniendo incluso en riesgo la salud del bebé.
Gonorrea: También causada por la transmisión de bacterias durante el sexo sin protección, la gonorrea se caracteriza por ser una ETS con presencia de síntomas a largo plazo, que pueden degenerar en complicaciones similares a la clamidia. Entre sus principales riesgos está la transmisión de esta infección al bebé durante el parto, así como la posibilidad de tener un embarazo ectópico.
Tanto la clamidia como la gonorrea, son dos enfermedades bacterianas que, en los hombres, pueden aumentar el riesgo de inflamación de la uretra, pudiendo causar incluso el desarrollo de una infección renal. Del mismo modo, y ante la desatención de cumplir un tratamiento, ambas pueden tener como consecuencia la posible inflamación del epidídimo (inflamación de los conductos deferentes) que podría degenerar en problemas de infertilidad.
Herpes genital: Esta enfermedad de tipo vírico es una de las más molestas y dolorosas, causando ampollas y llagas en aquellas zonas que hayan permanecido en contacto con una zona infectada durante el sexo. Desde el área genital, anal hasta la boca.
Entre sus principales riesgos, a parte de su imposibilidad de curación al tratarse de un virus, se encuentra el riesgo de contagio al bebé durante el embarazo, así como la dificultad de concebir. Sin embargo, existen métodos y fármacos que reducen considerablemente sus síntomas e incluso llegan a erradicar sus continuados brotes.
Virus del Papiloma humano: El VPH es una las enfermedades con mayor incremento en los últimos tiempos, de la que se dice podría llegar a afectar en torno al 50% de la población mundial sexualmente activa. Un virus que existente en distintas cepas, de menor a mayor riesgo, puede llegar a manifestarse en el organismo – mediante las verrugas genitales – o permanecer asintomático durante años.
A diferencia de lo que podría pensarse, cuando esta virus se manifiesta con verrugas genitales, suele ser de menor riesgo y de más sencillo tratamiento (cremas específicas para su desaparición, criogenización o raspado vaginal, entre otros). Sin embargo, en el caso de su no manifestación, este puede llegar a causar cáncer de cuello del útero. De aquí la recomendación de acudir al ginecólogo para la realización de citologías cada año, con el objetivo de su detección a tiempo.
En el caso del hombre, esta ETS no suele presentar síntomas o, si lo hace, será en forma de verrugas. Aunque de menor riesgo para ellos, se recomienda acudir al médico ante la menor sospecha y evitar riesgos innecesarios de futuros contagios.
Prevención y tratamiento ante el contagio de una ETS
Aunque no presentes en todas las situaciones en las que un individuo se enfrente a una infección sexual, se deben tener en cuenta los riesgos que las ETS pueden conllevar. Tal y como recomiendan los doctores de la clínica euroClinix, “la prevención más efectiva ante una enfermedad venéreas es la protección adecuada durante las relaciones sexuales, así como someterse a test regularmente. Estas pruebas deben realizarse todos los años en pacientes con una vida sexual con diferentes personas, incluso si el paciente está teniendo relaciones sexuales con preservativo.”
Del mismo modo, los expertos en la materia aconsejan encarecidamente la comunicación a una nueva pareja sexual del riesgo de contagio posible – al tener conocimiento del padecimiento de infección – y ante la prevención de un aumento del porcentaje de personas contagiadas. Según los últimos datos, más de 17 millones de personas en el mundo sufren o han sufrido alguna ETS.