¿Qué son las doulas ? Probablemente muchos desconozcáis esta figura femenina que sirve de compañera o acompañante durante el embarazo de la mujer. En los últimos días las denuncias y malas opiniones del consejo General de enfermería de España han sembrado la polémica en torno a ellas. Acusan a estas profesionales de entrometerse en las labores del médico y de la matrona, asistir partos sin asistencia médica, poner en peligro a madres y bebés al ofrecer servicios que no les competen y sin formación sanitaria. Algunas incluso las acusan de brujas o sectarias, por realizar prácticas un poco extrañas como obligar a la parturienta a cortar ella misma el cordón umbilical a mordiscos, cortarlo quemándolo, o dar de comer la placenta . ¿Cuánto de cierto es esto? ¿Qué hacen de verdad las doulas?
Una doula es una persona que ofrece apoyo físico y emocional a una mujer embarazada antes, durante y tras el parto. Hablan y escuchan, ayudan a relajarse a las futuras mamás, satisfacen ciertas necesidades, ofrecen información objetiva y acompañan en el proceso de manera presencial en el hospital o en casa. Esta figura se pone de relieve en una sociedad en crisis donde la gente no tiene tiempo para llevar el embarazo con calma, donde una se siente sola y desprotegida en la maternidad y en el que médicos y enfermeros no dan a basto y si aún cabe más decir, en el que se tienen hijos más tarde que antes y siente aún más presión en esa gestación. ¿Cuántas mujeres sienten miedo durante los primeros meses, o tienen miles de dudas sobre lo que sienten en su cuerpo? Esto evidentemente no es algo a lo que las enfermeras y doctores puedan hacer frente, no tienen tiempo.¿Cuántas veces una mujer no ha sido tildada de loca o pesada, ante estas situaciones al acudir a su centro médico?( Y volvemos a repetir que en este caso, la respuesta consiste en explicar y calmar, no hacer pruebas o reconocimientos)
En fin, este servicio de doula supone pagar porque alguien sobre todo te ayude psicológicamente y que, en ningún momento, tiene que inmiscuirse en lo médico. No se trata en principio de una mala idea, siempre que las matronas y ginecólogos hagan y puedan hacer su trabajo sin trabas. Sin embargo, la polémica debería hacernos replantearnos, no simplemente si estas mujeres están acreditadas o no para dar este soporte, o si se pasan de listas o negligentes, sino la forma en que se trata a las familias, a las mujeres que deciden tener hijos y el sistema que estamos perpetuando ¿no es un signo de soledad y de abandono? ¿Una clara evidencia de la falta de conciliación necesaria?
En cualquier caso, estas mujeres, las doulas, no se dedican a dar esta asistencia sin más. Aunque es cierto que no tienen carrera de medicina, si que estudian para dedicarse a esto. Aprenden sobre fisiología del embarazo, del parto y el periodo posterior, así como de puericultura y la mayoría de ellas parte de su propia experiencia de maternidad. Su función en ningún caso es reconocer o diagnosticar y mucho menos decidir, sino ayudar o mostrar las opciones existentes para cada situación. Está claro que pueden extralimitarse, como cualquier persona, pero no es la intención en general de este colectivo, que van más enfocado a defender lo natural y lo humano que meterse en el terreno de lo científico. Se sabe que hay quienes cometen los actos que se denuncian, pero no se hacen bajo la ética o principio de las doulas. Obviamente con una regulación oficial de esta profesión y una formación aún más completa no sólo se verían reconocidas sino que podrían realizar su labor, bastante digna y útil, con mayor eficiencia y rigor.
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