Un equipo de cardiólogos del Hospital Gregorio Marañón ha comentado recientemente en un conocido programa televisivo de difusión científica los detalles de su última investigación en colaboración con la Organización Nacional de Trasplantes y la Universidad de Minnesota.
En particular, se trata de un proyecto innovador, dado que permitirá efectuar las pruebas diagnósticas para hallar el riesgo cardiovascular (el peligro de sufrir enfermedades y daños en el corazón) tan sólo con la extracción y análisis de una gota de sangre.
Así pues, con una simple prueba como la que hoy por hoy se emplea para conocer el nivel de glucosa en sangre, se podrá averiguar si una persona es propensa a padecer un infarto de miocardio o cualquier otra afección del corazón.
De ese modo, se puede conseguir que el diagnóstico precoz del riesgo cardiovascular permita aplicar un tratamiento adecuado y temprano, con el consiguiente beneficio para la salud que ello reporta.
Por otro lado, ese mismo equipo de médicos se encuentra en fase de investigación para emplear células madre en la formación de un corazón artificial. Evidentemente, existen órganos provisionales compuestos por materiales plásticos y químicos que se utilizan en casos extremos y concretos; normalmente cuando el trasplante resulta inminente y no se ha hallado ningún donante a tiempo. Sin embargo, de lo que se trata en esta ocasión es de regenerar un corazón en su totalidad a partir de células madre. A ese respecto, el experimento todavía no se ha llevado a cabo con humanos, pero sí con células madre procedentes de ratas. De hecho, se han mostrado imágenes de un corazón perteneciente a esa especie que se ha regenerado siguiendo ese proceso.
Al parecer, se puede descelularizar el órgano; es decir, “eliminar el contenido celular” de un corazón (tal vez enfermo) para propiciar la formación de nuevo tejido sano mediante la implantación de células madre; cuya tendencia general implica su proliferación en los espacios en forma de redes que han quedado huecos con la descelularización. Así, se obtiene un órgano renovado, con tejido no necrosado ni afectado por la enfermedad de que se trate y que además se adapta perfectamente a la anatomía humana (o animal, en el caso experimentado).
En definitiva, nos damos cuenta de que la ciencia avanza a pasos agigantados a favor de nuestra calidad de vida; por lo que debemos agradecer profundamente la labor científica que están desempeñando los expertos. Es más, habida cuenta del crecimiento registrado en las afecciones de corazón, nos viene bien saber que los médicos y especialistas muestran su compromiso a la hora de facilitar el diagnóstico y perfeccionar los tratamientos.
Mientras tanto, debemos recordar el famoso lema relativo a la salud cardiovascular: sí al deporte, sí a la dieta sana y no al estrés.