El colesterol es una de las cosas que amenaza nuestra salud cuando nuestra dieta es inapropiada. La grasa que se pega a las arterias dificultando el paso de la sangre puede producir problemas de circulación, trombos e incluso infartos. Sin embargo, es el análisis de nuestra sangre siempre se suele diferenciar entre colesterol bueno y malo:¿qué significa esto?
El colesterol es una sustancia normal, una lipoproteína, es decir, un núcleo de grasa rodeado de proteínas, que es incluso necesaria en cantidades justas en nuestro cuerpo. Lo que a veces ignoramos es que cumple una función y esta depende del tipo que sea dentro de su familia. Para simplificar hay dos clases que debemos considerar que son como se suelen llamar, el colesterol bueno y el malo: el DHL y LDL.
DHL o colesterol bueno es esa parte del colesterol cuya función es la eliminación de esta grasa, su expulsión al exterior. Esta lipoproteína es calíficada como de alta densidad: esto es porque su núcleo tiene menos grasas en relación a las proteínas que lo transportan, ya que estas últimas pesan más. En su camino recoge los excesos de colesterol malo o grasas que hallan esparcidas en general y los lleva al hígado quien debe procesarlos para su eliminación. Así este componente es imprescindible e incluso es bueno tenerlo en dosis altas, o al menos en una proporción de 60 milígramos por decilitro de sangre.
El LDL es el colesterol malo que lleva el colesterol al interior de la célula y que se adhiere con más facilidad a las arterias, así como entre sí formando cúmulos peligrosos en el torrente sanguíneo. Su composición es inversa a la anterior: son formaciones de baja densidad, donde hay más grasa que proteínas y estás no pueden arrastrar con su peso el compuesto, con lo que el lipído se acumula y tiende a pegarse a la elástina de las paredes venosas o arteriales. No se ha de tener más de 100 miligramos por decilitro.
Así cada día mientras ingerimos alimentos se inicia el combate o la carrera entre el HDL y LDL. El primero se haya en cereales integrales, verduras y frutas, mientras que el segundo se consigue a base de grasas trans y saturadas, alimentos industriales, carnes grasas, mantequillas, mantecas y fritos en general. En resumen hay que seguir consejos sencillos para atacar el colesterol malo como sustituir en la medida de lo posible las grasas animales por vegetales, o por ácidos grasos omega 3 como el de los frutos secos o el pescado azul, así como evitar el tabaco y el alcohol y hacer deporte con frecuencia.