Adelgazar: prácticas inútiles

Prácticas que no adelgazan

Ya os hemos hablado de la complicada tarea de perder peso, ese eterno propósito que puede ser muy peligroso si se ejecuta de mala manera, se convierte en una obsesión o, pongamos el caso, que a veces pasa, que no sea necesaria (recordad que a veces uno no necesita hacer dieta, sino quererse más y tener una vida más activa). Por eso hoy, queremos incidir en este tema de regímenes y perdida de peso, apuntando que se os tiene que quitar de la cabeza hacer: falsos mitos sobre adelgazar y prácticas inútiles.

Cuando uno quiere bajar unos kilos a veces opta por la vía rápida y comete muchos errores, cosas que no hay que hacer que dañan nuestra salud y que producen en indeseado efecto yo-yo. Así para empezar hay que concienciarse y tomarlo como un cambio progresivo de actitud y de dinámicas poco saludables: comenzar con ser menos ‘sedentarios’.

De nuevo os pedimos que chequeéis estas prácticas inútiles para dejar de hacerlas ya porque no adelgazaréis o lo haréis pero sólo de manera muy temporal:

  • Las ensaladas como autoengaño.

Cuando uno se pone a dieta uno de los platos que más se come es este, pero cometemos normalmente un error de llenar la ensalada de ‘toppings’ o ingredientes que engordan y que, curiosamente, suelen ser los típicos de las cartas de restaurantes: salsas cesar, mayonesa, rosa o roquefort, tiras de bacon, queso de cabra, doritos, croutons de pan tostado, pollo rebozado o empanado, aros de cebolla frita e incluso hay quien se atreve a añadir taquitos de panceta o tocino, o carne picada. Hay quien decide hacerla más sana pero corona su composición con un exceso de aceite y sal.

Evidentemente si hacéis esto el plato será muy calórico y en algunos casos, además grasiento: corrijamos esto haciendo la receta ligera y más verde. Basta con dos cucharadas de aceite y como elementos que den alegría al plato podemos emplear atún (que no se haya conservado en aceite), algo de salmón, corazones de alcachofa, aguacate, langostinos, alcaparras, espárragos, un huevo cocido, tomates, espinacas frescas, y un puñadito de pasas o frutos secos.

También podéis elegir algunos de los alimentos que ya os hemos contado que se caracterizan como saciantes, y dentro de estas podemos elegir frutas que hacen combinaciones la mar de ricas con la lechuga y un toque salado, como por ejemplo con pera, manzana, mandarina, melón.  Una ensalada muy rica es la que se hace con granada, escarola y un chorritín de aceite. Otra cosa super sana y sabrosa es emplear zumo de lima en lugar de aceite.

Lo mismo pasa si la verdura la disfrazamos con mayonesa, la rehogamos con jamón, o la servimos con un toque de nata o bechamel. (Ahora tampoco hay que pasar penurias, se puede hacer alguna vez, pero no como norma)

  • Beber para evitar comer

Otra cosa común es decidir comer menos y tomar más líquidos y en ese punto optar por zumos. Pues bien, los zumos no son inocuos y aunque no tengan muchas calorías o grasas, pueden ser una bomba de azúcares: al hacerlos naturales mucha gente se la añade a mano y si es embotellada, desgraciadamente y aunque no lo ponga, la mayoría llevan azúcares añadidos.

Evidentemente esto se eleva al cuadrado y al cubo si pensamos en refrescos, batidos, o bebidas alcohólicas.

Por otro lado, se dice que podemos beber todo el agua que queramos y eso llenará el estómago fugazmente, pero si hay hambre no hay que sufrir, hincharse de agua  sin más no es una solución: si llegas con más hambre a la comida, comerás más, con ansiedad o con dolor de barriga.

  • Frutas como ‘fondo’ de un postre

La fruta es muy buena y en muchos casos es la mejor manera de calmar el hambre con vitaminas y cero grasa, pero olvidemos convertirlas en batidos con leche, azucararlas como en muchos casos pasa con el pomelo o la naranja, echarles siropes o chocolate por encima o asarlas con azúcar, almíbar o miel. Lo mejor es comerla entre horas para que no dificulte la digestión y no añadirle estas decoraciones tan golosas. Evidentemente podemos hacerlo alguna vez si no estamos a dieta, porque algo de fruta estamos tomando, pero si queremos hacer dieta no nos servirá para adelgazar.

 

  • Bebidas energéticas

Al ser bebidas para deportistas y , por pereza de sus compradores,’ haberse convertido ‘en sustitutos de el suero durante gastroenteritis o diarreas, algunos pueden llegar a creer que son ligeras, pero otra vez tenemos en nuestras manos bebidas hinchadas de azúcar destinadas a compensar pérdidas de esta sustancia y no a adelgazar en absoluto.

  • Sudar no es adelgazar

Cuando hacemos ejercicio, asociamos sudar como algo que reafirma que la actividad ‘funciona’. Esto no es realmente así ya que considera que cualquier ejercicio empieza a quemar calorías ‘de verdad’ cuando llevamos 20 minutos trabajándolo. En cualquier caso, esto no es a lo que nos referimos: sudar en general elimina líquido (y ciertas toxinas), pero no grasas ni calorías. Ante esto la mayor equivocación se halla en prácticas como los aparatos o cinturones que actúan como fajas y que con calor o falta de transpiración prometen reducir la barriga, así como darse repetidas saunas. Esto ayudar a depurar y a disminuir la retención de líquidos, pero no quita kilos. De hecho abusar de esto puede derivar en deshidratación y bajadas de tensión y, lo peor, en muchos casos, en cuanto bebamos un vaso de agua el efecto óptico desaparecerá.

 

Imagen| Keko64

 

 

 

 

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