La risoterapia es una forma de animarte natural y que contribuye a tu salud. Si en posts anteriores os hemos explicado como una alimentación y vida sana, es decir un bienestar, físico influye en nuestra felicidad y alegría, hoy vamos a reafirmar que esto tiene camino de ida y vuelta: si somos optimistas y alegres reforzamos nuestra salud y estamos fuertes ante la enfermedad.
La risoterapia así está recomendada para personas con tendencia a la ansiedad, la preocupación, la depresión y el estrés, pero también para enfermos crónicos. ¿Un buen ánimo no ayuda a superarlo todo? Pues si y no es una patraña, de hecho, es real que un estado de tristeza nos agota literalmente.
¿En que consiste esta curiosa terapia? Sencillamente se trata de liberar la carcajada a través de ejercicios varios como la expresión corporal, la danza, el juego, el masaje o el contacto humano, ya que los resultados son una risa física o corporal, al margen del humor. Se suele practicar en grupos, y perder el sentido del ridículo es fundamental, aprender a reír de forma natural y hasta de nosotros mismos, guiados por un terapeuta o monitor que guía la dinámica. Para que funcione basta una sesión (1-2 horas) pero para que se asiente en nuestra vida se puede entender como un tratamiento más a largo plazo, con visitas semanales.
Reír nos ata al momento presente lo que nos ayuda a centrarnos en este tiempo, en nuestros sentidos y sensaciones y olvidar las tensiones, aparte de que reír, si se convierte en un hábito, puede generar un cambios de actitud y, por tanto, una forma diferente de ver y afrontar los problemas. Aprender a reír sin reparos también nos ayuda a desinhibirnos y perder miedos, lo cual nos hace ser más ligeros y valientes. Sin bloqueos mentales toda nuestra energía fluye y somos más eficientes y creativos, sin temer al error, que no debe ser algo frustrante, sino parte de un proceso.
También al ser una experiencia tan personal, ya que reír es una acción única e intransferible nos pone en contacto con el yo y refuerza nuestra identidad, nos ayuda a conocernos y aceptarnos. Como la risoterapia se recibe en grupo y la ‘curación’ se vive junto a otras personas con las que interactuamos de forma repetida, también ayuda a favorecer nuestras habilidades sociales.
En el plano físico nuestro organismo genera dopamina y endorfinas al reír y se refuerza nuestro sistema inmunológico, lo que, en definitiva ayuda a soportar dolencias y a estar de buen humor, es un subidón. Activa la mente y mueve 430 músculos. Por eso, se recomienda a enfermos de cáncer, Parkinson o esclerosis, entre otros pacientes (sino a todos).
En definitiva, ¿quieres ser feliz? En tu risa está la solución.
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