El problema de morderse las uñas

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Morderse las uñas es un vicio muy común. No sólo se trata de un problema estético, sino que es un claro síntoma de un estado nervioso  que deriva en uno de salud, ya que dañan hasta lo doloroso las manos, dedos y uñas.

Esta manía tan horrible de comerse las uñas la sufren   el 50 % de la población, sobre todo durante la adolescencia. También se conoce como onicofagia, sobre todo cuando es muy constante y frecuente  y es que aunque en principio parece un mal hábito se convierte en una mania y en una adicción. Lo genera el nerviosismo, la ansiedad y el pánico y aunque parece en los primeros momentos calmar al ‘mordedor’ en realidad aumenta el estado de tensión.

Físicamente acaba con la cutícula y en casos extremos, lesiona la matriz de la uña lo que impide que la uña crezca bien o hace que deje de crecer. Esto deja expuestos los dedos, desprotegidos ante golpes, suciedad, hongos, infecciones y, al tiempo, empeora la motricidad fina o el empleo de las manos para tareas rutinarias ya que duele. Por si esto fuera poco, esto afecta a nuestra salud dental erosionando el esmalte y traspasando ciertos gérmenes de la manos a la boca, que puede potenciar un mayor número de caries.

Por otro lado el no controlar esta pulsión deriva en una personalidad sin voluntad, obsesiva y empeora el estado de estrés inicial y, además, distrae de lo que hacemos o deberíamos estar haciendo. También es una afección típica en personas tímidas, con baja autoestima y, en ocasiones, aunque no es lo más normal, es una forma de autolesionarse o por una excesiva preocupación por el aspecto de las uñas. Como cualquier adicción, además, genera vergüenza y culpabilidad, lo que acrecienta los efectos nocivos del proceso y lo reinicia.

 

Por todo esto, la mejor solución es corregir las emociones o situaciones que provocan estas y que derivan en la costumbre de comerse las uñas. Para eso hay que empezar por ser consciente de que es un problema y  de las consecuencias que tiene. Después de aceptar esto hay que tratar la causa psicológica, pedir ayuda a nuestros amigos y familiares para que nos apoyen y que nos paren cuando empecemos a mordernos las uñas y buscar consductas sustutivas para cuando los nervios o el tedio nos hagan querer dar ese mordisquito.

 

Imagen |imagery majestic

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