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Mente imaginativa busca salud…
Seg√∫n los √∫ltimos estudios de salud general publicados respecto a las funciones del pensamiento consciente e inconsciente, parece ser que la actividad basada en hechos ajenos al presente o en historias imaginarias provoca estados de ansiedad e infelicidad en general. Es m√°s, a tenor de los datos que se facilitan, divagar e imaginar m√°s all√° de lo que sucede en un momento dado no aporta gran cosa a la hora de motivar al subconsciente; mientras que centrar el cerebro en una determinada actividad actual lo lleva a su plenitud real.
Ahora bien, ¿a quién no le gusta imaginar? Es curioso cómo detallan la realidad los estudios que se elaboran en función de la teoría, pues en la práctica la imaginación no deja de recordarnos que estamos vivos; que somos seres humanos con capacidad de razonar, de anticipar acontecimientos y hasta incluso de emocionarnos y alcanzar nuestros propósitos.
Sin embargo, es posible que activar la imaginación nos pueda reportar muchos más beneficios si enfocamos esos momentos de viaje interno y personal hacia el mundo en positivo. En ese sentido, muchas personas admiten pasar horas dando vueltas a los asuntos, revisando los hechos pasados una y otra vez con el fin de ratificar tintes de esa culpabilidad que les persigue en su martirio privado o bien empeñados en que los hechos futuros se acoplen perfectamente a su criterio y previsión.
Evidentemente, partir de esas premisas constituye una forma típica de invitar a la ansiedad, sobre todo porque no por más insistir en el pasado se consigue cambiar lo que ocurrió, al igual que el pensar insistentemente en algo no lo transforma en verdad ni centrarse en los planes de futuro sin alternativa los transforma de inmediato en realidad. Por tanto, es probable que el pensamiento sano sea aquel que se perfile a conciencia para una mente potenciadora y proclive a la felicidad.
No obstante, ¬øc√≥mo se identifica una mente sana? Cuesti√≥n dif√≠cil de expresar. Digamos, por definirlo con palabras‚Ķ que se trata de esa mente aliada, amiga nuestra por conocernos profundamente,‚Ķ √©sa que, pase lo que pase, est√° dispuesta a tratarnos bien en honor al tiempo que compartimos con ella, que nos recuerda el pasado s√≥lo para hacernos re√≠r, que nos plantea una cuesti√≥n para hacernos caer en la cuenta sin m√°s motivaci√≥n que activar la inteligencia‚Ķ y que nos gu√≠a hacia un futuro con total confianza en nosotros porque, suceda lo que suceda, tiene la certeza de que sabremos reaccionar, ser felices, aprender y sobre todo, vivir; que no √∫nicamente sobrevivir… y con salud.
La mente saludable siente adoración por nosotros; ídem por nuestra parte respecto a ella.
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